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18 de febrero de 2008

Perdidos, de J.J. Abrams

[Esta entrada destripa tramas del inicio de la cuarta temporada de “Perdidos]

A pesar de la huelga de guionistas, no cumpliendo los plazos de rodaje y con cientos de problemas, arrancó la cuarta temporada de “Perdidos” con el ya clásico “Previously on Lost” y con unas ganas tremendas después de la brillantísima tercera temporada de la serie de misterio mejor escrita de los últimos años.

Los cuarenta y poco minutos en los que transcurre la serie siguen concentrando una buena dosis de acción como ya hiciera la tercera temporada. Después de la fallida segunda temporada, en la que los más interesante era ver si en algún momento arrancaban la historia, los creadores de “Perdidos”decidieron apostar por la acción y disimular la resolución de tramas con el aumento de los misterios. Este truco de buen juglar satisface a una audiencia hambrienta de pistas que le ayuden a teorizar, que no resolver, el gran misterio que encierra la isla, y lo que no es la isla, pues cada vez más los argumentos se desarrollan en tierra firme. Si todos los espectadores y seguidores de la serie esperábamos encontrar los motivos que había llevado al Oceanic 815 a estrellarse contra aquella misteriosa isla, averiguar qué hacían allí Los Otros, de dónde surge ese monstruo negro sin forma aparente o qué significa la repetitiva combinación numérica, ahora los creadores de “Perdidos” han decidido dar la vuelta a la torrilla y mostrarnos cómo será el futuro.

Muchas de las teorías que trataban de explicar el misterio de la isla hablaban de la muerte de los supervivientes en una especie de segunda parte de “El sexto sentido” o “Los otros”, y qué mejor que aclarar esa duda, o al menos lo que parece una aclaración, que mostrar en el final de la tercera temporada a dos de los personajes principales fuera de la isla, en el futuro. Y no contento con eso, parece que la mágica cifra de “los seis de Oceanic”, que no son otros que las seis personas que sobrevivieron al accidente y que abandonaron la isla para regresar a la “civilización”, es parte de la trama de los primeros capítulos. Pues “Perdidos” ha derivado el misterio principal de la isla, centrando la atención en dos tramas que si bien apoyan a la principal, tienen tanta fuerza que atraen al espectador como una mosca a la miel. En primer lugar, continua en el punto exacto en la que terminó, es decir, el rescate de la isla. La misteriosa mujer que llega buscando a uno de los supervivientes y que asegura tener un equipo de rescate provoca el cisma del grupo. Unos deciden apostar por el rescate y otros por continuar en la isla, ocultos por lo que pueda venir. Y de padre instigador, Ben. En segundo lugar, la trama se centrará en el futuro. Sí, en el futuro de los seis. No es que se trate de un misterio sus nombres, ya sabíamos que Jack y Kate salen de la isla, pues en los tres primeros capítulos ya hemos podido ver a cuatro de esos seis. Pero si es interesante comprobar como la creatividad de Abrams no parece tener límite y ha imaginado un futuro atado a la misma estructura de desarrollo de la vida en la isla y en la que el misterio continúa sembrándose a buen ritmo. Así, ahora habrá que averiguar el misterio de la isla, encontrar las pistas del pasado que lo expliquen y, encima, encajar las piezas del futuro para entender la salida de la isla y la situación del presente. Casi nada, de comprarse un bloc de notas y empezar a apuntar todo para que no se pierda ni un detalle. Porque si la trama hasta el momento daba para teorías de la conspiración, a partir de la cuarta temporada dará para muchas más. La primera nos la han solucionado en el tercer capítulo, pues los seis son seis supervivientes del avión, lo que quiere decir que Los Otros no forman parte de ese grupo. Que saliesen seis personas de la isla no quieren decir que el resto muriesen en el intento. Y que estén en tierra firme no quiere decir que no intenten regresar a la isla. Aunque puede que no conozcan el modo.

Extraordinaria serie de ficción y misterio que está proporcionando tanta cuerda que sería fácil ahorcarse. Sin embargo, parece que Abrams y su equipo lo tienen muy claro desde el principio. Pues ellos mismos aseguraron en el inicio de la serie que el argumento daba para un máximo de ocho temporadas, lo que hace intuir que conocen el desenlace de la serie. Por lo que lo único que les queda por resolver es el desarrollo de la misma. Hecho que tranquiliza, pues podría darse el caso de otras serie de ficción y misterio que tenían un planteamiento extraordinario pero un final poco claro al que dirigirse, iniciando las habituales vueltas de tuerca y desvaríos que no llevan a ninguna parte y aburren al más pintado. Porque otra cosa no, pero cosas sin sentido o increíbles en “Perdidos” hay para repartir.

Abrams sigue llevando con pulso firme y decidido el rumbo de la serie. Abandonando definitivamente el estilo reiterativo de los recuerdos del pasado y el desarrollo pausado de la segunda temporada que tanto aburrió, ha consolidado el estilo de la tercera temporada en lo que podría ya considerarse el estilo propio de la serie. Sin renunciar a los flashback, de momento parece centrar los espacios que se viven fuera de la isla en el futuro posterior al rescate y la vida de los protagonistas que la han abandonado. Pero los flashforwards no serán el único aliciente de la nueva temporada, pues la acción transcurre rápida y sin dar descanso con los nuevo visitantes de la isla, ya sabemos que no es un equipo de rescate y que busca a Ben, pero, ¿por qué? ¿Intentarán acabar con el resto de habitantes?

En este tipo de series los actores dejan de ser actores para convertirse en los personajes. El peso de este tipo de papeles prevalece mucho más allá de los créditos del final del capítulo, por lo que nos limitaremos a dar algunas pinceladas de los mismos. Jack continúa de padre benefactor de la isla, Kate se mortifica con su duda amorosa y no sabe si sentirse celosa de Juliet, Sawyer sigue su camino sabiendo que Pecas seguirá tras él, Locke está como una cabra y se comunica con Jacob en lo que se está convirtiendo en un personaje cada vez más previsible, Ben sigue haciendo y deshaciendo a su antojo pese a encontrarse prisionero, Hugo no adelgaza por mucho que se dé esas caminatas por la isla y mete la pata aquí y allá, de Desmond poco se sabe de momento pero se intuye que será clave en breve, Sayid evoluciona positivamente consolidándose como el personaje más interesante de la isla con la única excepción de Ben, Claire no para de amantar a su hijo y de echar de menos a Charlie sin saber que su hermanastro anda por la isla, de Sun y Jin poco se sabe de momento aunque a él le cazaron borracho en la vida real lo que puede significar su salida de la serie como ya le pasará a Michelle Rodriguez, Juliet sigue pareciendo sospechosa de cualquier cosa (hasta del calentamiento global)…

Absolutamente recomendable la cuarta temporada que ha empezado tal y como se despidió, con mucho misterio. No esperen a TVE para verla en España [guiño, guiño -Teddy Bautista- guiño, guiño].

6 de agosto de 2007

El perfume de la Dama de Negro, de Gaston Leroux

Tras la relectura de “El jugador”, novela con la que se inspira y expira uno, me topo con “El perfume de la Dama de Negro” de Gaston Leroux. Libro propio de eso que llaman literatura juvenil, es la segunda parte de “El misterio del cuarto amarillo”, una novela de misterio en la que la protagonista había sufrido un intento de asesinato en un cuarto que estaba cerrado por dentro y al que nadie, aparentemente, había accedido. Un misterio que sólo el ingenioso reportero Rouletabille pudo resolver. Leído muchos años atrás y quizás por ese recuento de años de la lectura del primer volumen me hizo caer en la necesidad de terminar de completar el misterio (y retomar lo juvenil de la colección) e inicié la búsqueda del aroma de la Dama de Negro. Ni que decir tiene que esta segunda parte, no prevista por el autor y escrita únicamente a tenor de la fama del Cuarto amarillo, contiene un sin fin de referencias a la primera historia (la regresión necesaria ha sido importante, pero a medida que el libro avanza uno se acuerda más y más de la historia), pues es una falsa continuación que arranca con la boda de la protagonista (siento que los que no han leído la primera parte se hayan percatado de la salvación de la Sra. Stangerson, protagonista femenina). Un inicio que bien podía haber sido el final de la primera parte y que lejos de lo idílico del momento no es más que el arranque del drama que está por llegar. El asesino al que creían muerto aparece de pronto ante la estupefacta mirada de la Sra. Stangerson. Una llamada de auxilio hace que todos los personajes principales se reúnan de nuevo para hacer frente al terrible malandrín. Y no se reúnen en comisaría sino en un castillo que encuentran de lo más conveniente para hacer frente a la amenaza que les ronda. Además de la habitual estupidez de encerrarse en un lugar aislado y hundido en las rocas de una pequeña península cuando el asesino te persigue, la novela desarrolla todo un abanico de tópicos de las novelas de misterio que el cine se ha encargado de contarnos machaconamente una y otra vez. Por lo que la disculpa de la fecha de escritura, principios del siglo XX, en la reiteración de tópicos queda un poco descolgada ante la ansiedad de saber dónde se esconde el malo malísimo. Personajes misteriosos, posibles embaucadores, sospechas sobre citas impensables, sombras en la noche, secretos del pasado, confesiones inconfesables, complejos de Edipo… giro argumental y giro y giro hasta retorcer al lector y provocarle una tortícolis en el juego de espejos en el que termina convirtiéndose la Dama.

Contado en un diálogo o conversación entre el lector y Sainclair, el mejor amigo de Rouletabille, el Perfume está lejos o lejísimos de las grandes novelas policíacas (categoría del que el autor huye todo lo que puede hasta que termina, en ese diálogo que mantiene con el lector, confesando que el relato que leen se ubica en este género literario) de Chandler (aunque él iba más por la novela negra), Christie (de la que sólo he leído una) o el propio Poe (que te mete el miedo en el cuerpo con sus terroríficos cuentos). Sin embargo la historia está bien tejida y nos conduce de manera envolvente hacia el fondo de un misterio que se complica hasta el punto de mantenernos atentos a los detalles y buscar (referencia de Científico Social Avanzado) la pista que delate al culpable. Claro está, como sucede en todas estas novelas, que el final será sorprendente y cogido por los pelos. Mucha imaginación en el discurso final de un Rouletabille que nuevamente resolverá el misterio y que nos presentará una consecución de mínimas pistas en las que aparece, como por arte de magia, el culpable.

Una novela entretenida y ligerita que se convirtió en un éxito total. Uno más de este autor francés que ha logrado colar en varias versiones cinematográficas sus obras, tanto el Cuarto como la Dama o incluso alguna serie televisiva. Aunque, claro está, la más famosa y que más éxito le ha reportado a este periodista es “El fantasma de la ópera”, basada en una novela anterior “Trilby” del británico George du Maurier (eso dicen). Adaptada en todo tipo de formatos, el Fantasma ha obtenido mucha más fama que el joven reportero Rouletabille, y eso que el personaje se estiró y estiró es otros relatos.