28 de noviembre de 2011

In time, de Andrew Niccol

Fieles al género de la ciencia ficción, tema bastante recurrente en éste, su blog, les queríamos recomendar la película "In time" (no sé cómo diablos se va a traducir en España y que aquí en Nicaragua se presentó como "El precio del mañana"). La película de Andrew Niccol (director y guionista), a quien ustedes reconocerán como director de alguno que otro clásico del cine de ciencia ficción, como "Gattaca" (1997) o "Simone" y de otras películas como "El show de Truman" (1998) o "El Señor de la guerra" (2005).

El reparto se compone de Justin Timberlake, Amanda Seyfried y el actor con el rostro más inquietante de los últimos años en el mundo del cine, Cilliam Murphy, a quienes todos ustedes recordarán de películas del género como Origen (2010) y Sunshine (2007), o quizás más por su, repito, inquietante intervención en la película de Batman beguins donde interpreta al Espantapájaros.

La película hace una reflexión acerca de uno de los recursos más preciados por la humanidad, esto es, el tiempo. Esta vez el tiempo es utilizado como moneda de cambio en un futuro donde las personas dejan de envejecer a los 25 años y están diseñadas genéticamente para poder sobrevivir un año más, a no ser que puedan conseguir más tiempo prologando la vida eternamente o acabando súbitamente si el tiempo se agota.

Sin duda hará pensar a más de uno sobre las similitudes de la época actual con el futuro que se nos presenta. También hará pensar acerca de las posibilidades de la humanidad de continuar con el actual sistema que separa a los pobre de los ricos y las implicaciones que la creciente desigualdad puede traer consigo a largo plazo. Otras reflexiones girarán en torno a la máxima latina del carpe diem, o simplemente les hará pasar un rato entretenido evitando los rigores del calor tropical (en mi caso) o el frío e intenso invierno.

16 de septiembre de 2011

The Adjustment Bureau, de George Nolfi

La película la vi hace ya algunos meses, pero por vagancia o por estar muy ocupado no eché un rato para escribir la reseña. Los que leen este blog saben de nuestra querencia por el género de la ciencia ficción. Tampoco ocultaremos que Philip K. Dick (ustedes lo recordarán de títulos como "El hombre en el castillo", "Ubik" o "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?", título éste último que inspiraría la inquietante y famosa película Blade Runner, entre otras), es uno de nuestros escritores de ciencia ficción preferidos. En el caso que nos ocupa, uno de sus relatos, titulado "The Adjustment team", sirve como inspiración nuevamente para una película.

La película, dirigida por George Nolfi y protagonizada por Matt Damon y Emily Blunt, nos habla acerca de la manipulación del destino por parte de una agencia que se encarga de dirigir todos los movimientos de los seres humanos. Estos, tendrían prefijado un camino en la vida y la agencia velaría porque sus "protegidos" no se movieran ni un milímetro del plan trazado. La trama se iniciaría en el momento en que uno de esos "protegidos" se salta el protocolo planteado y trata de eludir a la predeterminación, provocando de esta manera la alteración de todo un plan universal. 

Tanto el relato como la película nos induce a la cuestión, tan discutida por la filosofía y las religiones acerca del destino de las personas. El debate teleológico, esto es, la búsqueda de un sentido o un fin a la vida se pone aquí de manifiesto a través del discurso de la predestinación. A través de ella, el destino de cada uno de nosotros estaría prefijado por un plan previo, como le ocurre a nuestros protagonistas. Un político, encarnado por Matt Damon, y una bailarina, interpretada por Emily Blunt, se conocen en el baño de un hotel la noche en que se van a conocer los resultados de las elecciones. De ese encuentro dependerá el futuro del político. Sin embargo, algo se sale del guión y el político que debería haber considerado aquello como un encuentro casual, comienza a sentirse enamorado por la bailarina y trata de buscarla. Esta situación genera un problema a la agencia ya que trastoca los planes previstos, lo cual, a priori, tendría consecuencias que escapaban al control de la agencia y al del plan universal. La agencia, que no sabemos si está compuesta por ángeles o por implacables funcionarios del gobierno (realmente no nos queda claro quién es el jefe de esta organización), inicia una persecución con el fin de evitar que el político encuentre a la bailarina y se enamoren.

Como en este blog no nos gusta hacer spoiler dejaremos al lector que descubra el desenlace de la película a través de su visionado. Si se decide por ello, esperamos que la disfrute.

12 de septiembre de 2011

El corto verano de la anarquía, de Hans Magnus Enzenberger

10 años después de los atentados de Nueva York y es común que nos preguntemos dónde estábamos en aquel momento en el que vimos caer aquellas torres. Si alguien me pregunta dentro de unos años dónde estaba y qué hacía yo en el décimo aniversario de dicho acontecimiento, les podré decir que estaba en mi casa en Managua leyendo "El corto verano de la anarquía. Vida y muerte de Durruti" de Hans Magnus Enzensberger. Lo cierto es que me lo leí en una tarde porque la manera en que está escrito, invita a devorar las páginas. 

Precisamente porque la vida de este anarquista tiene muchos rasgos novelescos y para dar cierta verosimilitud a la biografía el autor revisa la vida de Buenaventura Durruti a través de reportajes, discursos, octavillas, folletos; así como memorias y entrevistas con testigos oculares que sobrevivieron a la persona y convivieron con el mito. El autor juega con esos retazos para dar coherencia al relatos de la misma manera que el realizador de una película corta y pega trozos de película para contar una historia. A lo largo de los testimonios, el autor nos acompaña y realiza sus comentarios para contextualizar los testimonios profundizando en los orígenes del anarquismo español, el pistolerismo en Barcelona, la Revolución española, el frente de Aragón, hasta llegar a la defensa de Madrid donde el héroe proletario encuentra su muerte. 

El libro me recordó a "Homenaje a Cataluña" de George Orwell, donde se relata desde otra perspectiva, la primera persona; y desde otro posicionamiento político, el comunismo trotskista; los sucesos ocurridos en Barcelona, tanto políticos como sociales, durante la Guerra Civil Española. 

Enzensberger aquí disecciona la importancia del anarquismo y su lucha en España, una importancia que ha sido invisibilizadada por el resultado final de la guerra y por el devenir político del país, donde las opciones socialdemócratas y comunistas, antaño minoritarias, pasaron a ocupar el espacio dejado por el anarquismo. A través de la figura de Durruti, cuya existencia retrata las vicisitudes del movimiento; logramos acercarnos a esa Barcelona proletaria que luchaba por sus derechos laborales; a ese Aragón que comenzaba a realizar la revolución hacia el comunismo libertario mientras debía hacer la guerra; a esa situación desesperada de la ciudad de Madrid sitiada por las tropas fascistas.  

5 de septiembre de 2011

Lamentaciones de un prepucio, de Shalom Auslander

Admitámoslo. Con un título como éste es casi imposible que tu espíritu gamberro, ese que aún te anima a contar chistes escatológicos en cuanto tienes la oportunidad, no te obligue a abrir el libro. Dicho y hecho.

La librería era un nido de silencio. Esos silencios que sólo albergan ciertas librerías los días después de las grandes compras. Claro, si haces el Sant Jordi una semana más tarde de lo que corresponde parece que ha pasado un huracán por la librería. Estanterías semivacías, con los ejemplares apilados en algunas esquinas, otros torcidos, apoyándose en sus compañeros como si necesitasen reposar de tanto esfuerzo, las mesas casi vacías y desordenadas.

El ambiente post catastrófico se había trasladado a los pocos clientes que allí nos juntamos una tarde. Pocas miradas y muchas menos palabras, con un único y constante sonido de fondo del teclear del ordenador de la dependienta. Y, casi sin querer, te topas con un libro Lamentaciones de un prepucio. Se activa entonces ese espíritu gamberro que abre el libro, lee la primera página y enciende dentro de ti ese pequeño saco de la risa. Te sacudes en mitad de unas carcajadas incontroladas y comienzas a pensar que tu vida no estará completa hasta que hayas podido leer y reírte este libro.

¿Qué es lo que explica esa primera página de Lamentaciones de un prepucio? Explica la obsesión de su autor, Shalom Auslander, con dios. Pretendidamente autobiográfico, este libro escenifica la violenta relación del autor con un ser superior al que imagina manipulador, vengativo y a la vez paciente en la planificación de su venganza. Un ser capaz de esperar a que la felicidad total y plena alcance a sus criaturas para castigarla de la manera más cruel que uno se puede imaginar.

Auslander procede de una comunidad ortodoxa judía de Nueva York. Sin embargo él no encaja en la infinidad de normas contradictorias que le intentan meter en la cabeza. Un tema que ya ha sido muy tratado tanto en la literatura como en el cine. Sin embargo la novedad del libro de Auslander reside en la ya mencionada relación con dios. Auslander, de espíritu gamberro, sigue atreviéndose a contravenir las reglas de la fe que ya no profesa, y a cambio piensa que dios va a por él. Que le espera a la vuelta de cada esquina para enviarle una maldición o asesinar a su ser más querido de la manera más irónica concebible. Por eso, cualquier buena noticia se convierte en seguida en un temor irracional dentro de él que lo lleva a intentar compensar su felicidad con el cumplimiento aislado de alguna regla religiosa.

Escrito con un gran sentido del humor, el libro no termina de ser más que un chiste. Un chiste contado a lo largo de 298 páginas, que se extiende más de lo que uno desearía ya que, una vez que has entendido el sentido del chiste, lo que quieres es que acabe.

Por el contrario, más allá del chiste podemos encontrar un gran contenido de cultura religiosa judía. Al menos en este país –que no se dice “este país, que se dice España”- la cultura judía está poco menos que escondida. Frente a los cursos de cultura árabe, china, japonesa y tantas otras, la divulgación de las tradiciones judías y, sobretodo, de su cultura religiosa –con sus normas y sus concepciones del mundo- están ausentes del conocimiento colectivo. Auslander, siempre en clave de humor, nos explica la extrema complejidad que entraña la bendición de la mesa para un judío. También cuenta la dificultad de vivir un Sabbath sin poder encender una bombilla –y el porqué de no poder encender una bombilla en Sabbath. De manera que, al mismo tiempo que se conoce la religión judía, uno se puede reír de sus normas y comprender la dificultad de la existencia de Auslander hasta que logró salir de su comunidad.

Es este es uno de los méritos del libro de Auslander. Que te hace reír de una cultura que no conocías, algo que todo adolescente que llevamos dentro es capaz de apreciar y de valorar. Algo que toda cultura debería hacer de sí misma, aunque en ocasiones sea doloroso. Algo que, por desgracia, la mayoría de las culturas considera sagrado y termina por ser castigado. Por suerte para Auslander, dios de momento sólo le ha castigado con una colaboración habitual en la gran The New Yorker, la publicación de este libro, un matrimonio feliz con una mujer judía con la misma carencia de fe que él y el nacimiento de su primer hijo. Y sí, como ya supondrán, la venganza de dios que Auslander imagina contra él será de carácter bíblico. O talmúdico, como prefieran.

30 de junio de 2011

La última noche en Twisted River, de John Irving

La cantidad de grandes autores con una extensa bibliografía sobre la cual aún no nos hemos adentrado ha hecho que uno se busque excusas para entrar en una librería un día determinado -pongamos, por ejemplo, Sant Jordi- decidido a llevarse consigo una pieza de dicha colección. El Sant Jordi de este año pilló lejos de casa, muy lejos de casa, pero sin embargo uno ya tenía hecho los deberes. Meses atrás, con la excusa del cumpleaños, alguien me regaló La última noche en Twisted River, mi primera novela de John Irving. La tarea estaba completada y sólo quedaba ponerle fecha al comienzo de la lectura.

De manera que perdido en un hotel en la capital de la revolución, se abre la primera página y se encuentra una historia compleja y sin embargo capaz de atrapar al lector. La historia de dos protagonistas que, en realidad, son tres. Dominic, un cocinero de un campamento de leñadores; Danny, el hijo de éste; y Ketchum, leñador y mejor amigo de Dominic.

Lo que pronto parece una road novel, o una novela de huida destinada, obviamente, a complicarse sobre sí misma, deja pronto de aspirar a dicho título para convertirse en una novela compleja de personajes y de paisajes interiores.

Son 660 páginas -”aquí hay mucha lectura”, diría la madre de nuestro amigo Kilgore-, por lo que la manida expresión gran novela americana adquiere tintes verídicos. Irving es uno de esos autores capaz de pasarse la vida escribiendo dicha novela. Sin embargo, por lo que parece, ha decidido hace tiempo que mientras termina de escribir la novela definitiva, bueno será sacarse unas perrillas con los derechos de adaptación para el cine. Son varias las novelas suyas rodadas para la gran pantalla, y suelen ser pequeñas obras maestras o, cuanto menos, de ese tipo de películas que te dejan poso a pesar de que no te sientas identificado con la historia. Algo meritorio.

Siguiendo por aquí podríamos encontrar la primera crítica hacia la novela. Twisted River está muy pensada para ser llevada a la pantalla. Cuenta con un lenguaje visual muy cinematográfico que, en ocasiones, se aleja de la realidad literaria y hace previsibles ciertas acciones de los personajes. El abuso del lenguaje cinematográfico hace del flashback más que un recurso una norma, lo que en ocasiones despista y confunde al lector.

También en este sendero encontramos la que sería la mayor crítica a la novela: Twisted River no es sólo un libro, no es sólo una historia, sino que son tres o cuatro metidas ahí dentro. La novela que prevalece durante las 660 páginas es la de la contraportada: el cocinero Dominic y su hijo Danny huyen de Twisted River. Sin embargo, y esto parece algo habitual en las novelas de Irving, esta historia se complejiza más y más, llegando a puntos de credibilidad tan baja que casi podríamos estar hablando de una novela de Auster y su maldita casualidad. Es evidente que Irving, al contrario que Auster, tiene pensado un por qué que justifica tener que explicar todos los rincones de las vidas de sus personajes, sin embargo esta tarea dificulta la agilidad lectora y provoca que la novela reverbere en el lector hasta el punto de que no entienda por dónde le quieren llevar.

Pero no se dejen amedrentar por el esfuerzo que requiere introducirse en Twisted River. Como decimos, Irving sabe hacia donde va y, como en el senderismo, llegar a la cima de la montaña cuesta, pero cuanto mayor sea la montaña mayor será la recompensa.

4 de abril de 2011

Una tarde con Thomas Pynchon

Thomas Pynchon es, según dicen algunos, el mejor escritor norteamericano vivo. Para deshonra de Philip Roth. Sea como fuere, sobre lo que todo el mundo está de acuerdo es que, además de ser uno de los grandes de la literatura norteamericana, también es el escritor estadounidense vivo más misterioso. Y decimos vivo porque ya murió J.D. Salinger. De él no se sabe absolutamente nada. Tan sólo un par de fotografías de cuando era joven y el dato de que asistió a clase del gran Vladimir Nabokov. Aunque él no lo recordaba.

Jamás se le ha visto, por tanto, en ningún acto de promoción de sus libros. Jamás concede entrevistas -salvo aquella telefónica a la que accedió por lo que se podría considerar un chantaje. Cuando recibió el National Book Award no sólo no fue a recoger el premio, sino que envió en su lugar a un payaso profesional. De él se dicen muchas cosas pero sólo dos son ciertas, aunque yo dudo de una de ellas: que participó en dos capítulos de Los Simpson y que yo no soy Thomas Pynchon.

Con motivo de la celebración del día de Sant Jordi, se organiza en Barcelona una charla con sus traductores y editores. Se hablará de su obra, de su figura y de su misterio. Así que la cosa promete. Además, nadie te garantiza que al acto no asista el propio Thomas Pynchon.

Si quieres más información, la tienes aquí.

18 de febrero de 2011

Margarita, está linda la mar, de Sergio Ramírez

Me costó entrarle a la literatura de acá, lo reconozco. Había tanto que leer y no sabía por dónde empezar, y también, por qué no decirlo, algunas dificultades con el idioma. Parece mentira, pero a pesar de que hablamos el mismo idioma, las palabras, las expresiones y el tono no son los mismos. Prefería conocer un poco más el paisito, embeberme de su cultura y su historia, antes de emprender la aventura de leer algo de la literatura nicaragüense contemporánea. No hablo de Rubén Darío, al que me obligaron a leer en la asignatura de Literatura cuando estaba en el colegio, y al que le tomé un poco de manía como a todos aquellos autores que nos obligaban a leer. Mi contacto con los libros se limitaba a libros que me había traído de España, algunos libros de historia nicaragüense y una biografía de Sandino que alguien me regaló cuando trabajaba haciendo diagnóstico comunitario. Fue cuando terminé ese trabajo, y al celebrar con los compañeros, un amigo secreto que me dedicó la portada y por tanto dejó de ser secreto, me regaló un libro cuyo título me evocaba cierto poema de Rubén Darío que yo bien conocía. Y digo que yo bien conocía, porque cuando era pequeño, en el colegio y para una representación escolar nos hicieron recitar el poema “A Margarita Debayle”. Por aquel entonces no sabía que el poema era de Rubén Darío, ni tampoco que iba a vivir en Nicaragua, pero no tuve más remedio que aprendérmelo porque la nota me iba en ello. Después, en alguna ocasión, la he recitado bajo los efectos del alcohol, o para impresionar a otra Margarita, con la que me casé y por la que estoy aquí, en Nicaragua. “Eso es de Rubén Darío, que es un poeta nicaragüense”, me dijo. “Si tú lo dices…”, contesté.

Antes de meterme a comentar el libro, que por cierto, no he dicho cómo se titula, hablaré de su autor. Sergio Ramírez Mercado, al que ustedes conocerán por sus artículos en El País y en otros periódicos conocidos, fue vicepresidente de Nicaragua allá por los 80 durante la revolución, se salió del FSLN en el 96 y fundó el Movimiento de Renovación Sandinista. Se ha ido retirando de la política y es un famoso escritor con varios premios a sus espaldas.

El libro, se titula como el primer verso del poema antes mencionado, “Margarita, está linda la mar” y narra dos historias que están entrelazadas pero que ocurren en dos épocas diferentes del siglo XX en la ciudad de León. Una, en 1907, donde Rubén Darío regresa a su país natal para la celebración de un homenaje; y la otra, en 1956, año de la muerte del dictador Anastasio Somoza García a manos del poeta Rigoberto López Pérez, el cual formaba parte de una pequeña conspiración. Las dos historias, la que habla del regreso a Nicaragua del “Príncipe de las letras castellanas” y su posterior muerte a causa de una cirrosis; y la que nos relata la conspiración que conduce al asesinato de Somoza; son presentadas de forma alterna, ya sea desde la perspectiva uno de los personajes, el capitán Agustín Prío quien será uno de los conspiradores, o desde las notas sobre el pasado de Darío escritas por Rigoberto López Pérez, quien será finalmente el verdugo del general.

El autor nos va llevando, con un lenguaje preciosista en la mejor tradición modernista del propio poeta Félix Rubén García Sarmiento; por la historia de Nicaragua entrelazando pasado remoto y pasado, quizás, un poco más reciente, a partir del poema escrito en un abanico de una niña, como eje la ciudad de León y como telón de fondo la corrupción política, la intervención norteamericana y la violencia de la dictadura somocista.

En mi opinión, el libro se hace difícil de entender si uno no está acostumbrado al habla nicaragüense, sin embargo, poco a poco uno se va enganchando a unos personajes y a una trama que recuerdan a las mejores novelas latinoamericanas. Sin duda, este libro es una buena manera de acercarse a la literatura contemporánea nicaragüense y una invitación para leer más acerca de este autor.