Y después de la agria polémica de Mel Gibson con la policía de Los Ángeles y los judíos, se estrena la nueva película del actor y director estadounidense, “Apocalypto”. Película situada en el corazón de la cultura Maya y que supone una nueva incursión en la dirección, donde prima la narración de la historia con todo el realismo posible. Incluido el idioma original de la extinta cultura para imprimir una mayor cercanía con los presuntos personajes originales.
La andadura de Gibson tras las cámaras no cuenta con el suficiente recorrido como para hablar de una carrera consolidada como realizador, aunque si apunta ciertas formas. La primera película que nos presentó fue “El hombre sin rostro”. Típica historia de un adolescente abocado al fracaso que conoce a un buen samaritano, huraño (como manda la tradición) y con el agravante de tener el rostro deformado. Reconciliación del muchacho con la vida y primera incursión de Gibson salvada con toda la honra que permitía una historia más que trillada. Pese a lo apuntado, se veía una manera interesante de narrar las historias y aproximarse a los personajes. Formas que se confirmarían con su siguiente apuesta, “Braveheart”, que fue su gran salto al vacío. En el 1995 recreó la vida del héroe William Wallace, interpretado por él mismo (a sus cuarenta años cuando Wallace murió con a penas veinticinco), desplegando toda la megalomanía posible a la hora de recrear las andanzas del mito escocés tan denostado por los ingleses, cuya crítica tachó la película de fábula intrascendente. Grandes batallas y luchas de espada, con los habituales tics del actor en la interpretación, una buena escenografía, gran música que conduce toda la acción por el lugar adecuado, algunas concesiones históricas, momentos de gran cine, mucho sufrimiento… dirección con gran maestría en los detalles que le dio su primer Óscar como director y mejor película (más otros tres y muchos otros premios y reconocimientos).
Casi diez años después, y tras muchos de estudio y dedicación al proyecto, decidió arriesgar su dinero para producir “La Pasión de Cristo”, verdadero referente de Gibson por muchos motivos. En lo relativo al plano personal, porque supone una exposición de algunos de los aspectos más íntimos de su fe cristiana. En lo relativo al plano artístico, y es de lo que se trata aquí, es la realización de una extraordinaria película que relata los últimos días de Cristo con todo lujo de detalles. Una magnífica narración y recreación del ambiente de la época (con algunos deslices con ciertas implicaciones político-religiosas). Gran trabajo de James Caviezel (Jesús), que dota de una gran humanidad a su personaje y que es sometido al castigo de un Gibson hiperrealista que no deja gota de sangre en la bolsa. Calificada de excesivamente violenta, se coloca esta generosidad del líquido rojo en los detalles más íntimos de los personajes al dotarles de una humanidad que a veces roza lo pagano. Especialmente en la más que evidente apuesta por la ambigua relación de Maria Magdalena con Jesús.
Para dotar de un mayor realismo a su apuesta más personal, respetó el idioma original de los personajes históricos que aparecen. Así, podemos hacer memoria con las declinaciones latinas de los romanos y leer muy deprisa el arameo, que de ese ni por aproximación. Todo ello, encaminado a un resultado de gran cine (seguiré defendiendo “La Pasión” como una gran película) que la aproximan a la película definitiva sobre la muerte de Jesús. Muchos menos poética que otras apuestas anteriores pero con una gran carga de espiritualidad, pese a contener más violencia que una conexión de Al Jazeera desde Irak.
En “Apocalypto” continua por esta senda de mantener la esencia de la historia respetando el idioma autóctono, colocando los dichosos cartelitos en la parte inferior, sí, los de la página donde se lo han descargado [guiño, guiño –Teddy Bautista- guiño, guiño] y, además, la traducción del diálogo de los personajes. Una historia centrada en la cultura Maya, escogiendo un joven sin nada en especial pero perfecto para encarnar el personaje del héroe. Con dos historias principales que arrancan con la invasión del poblado del protagonista por una tribu rival y que desdobla la acción en una trama principal, con la que descubriremos algunos de los secretos de la cultura maya, y una secundaria, que nos narra la supervivencia de la mujer del protagonista y de su hijo.
Nuevamente se le acusará de un hiperrrealismo excesivo en las escenas violentas (y eso que los primeros planos más sangrientos se han disimulado). Un abuso de las vísceras cuyo reparo se justifica en un remilgo que no se siente a la hora de almorzar con el telediario de fondo. Este hecho no restará calidad a la película. Aunque no está a la altura de sus dos anteriores apuestas, quizá porque los mayas resultan demasiados ajenos y desconocidos, el resultado es una película magnífica. A pesar de tener que leer los subtítulos, no se pierde la acción en ningún momento. Acción que trascurre placidamente, alimentando el deseo del espectador de avanzar en el descubrimiento de aquello que Gibson nos quiere mostrar y que va racionando de manera adecuada. Creando una expectativa que no esconde el más que evidente desenlace que, como la cultura a la que pertenecen los protagonistas, tendrá un final trágico. Porque esa es la gran habilidad que se le adivina al director, el conducir al espectador por aquellos lugares que quiere mostrar sin necesidad de armar grandes artificios argumentativos (que no escenográficos). Una sencillez absoluta que nunca será calificada como arte y ensayo, pero que se agradece en estos tiempos que corren de pretendida intelectualidad artística.
Al igual que hizo en “La Pasión”, cede los papeles protagonistas a actores poco conocidos (ahora James Caviezel es más conocido y Monica Bellucci como Maria Magdalena era toda una tentación que no podía pasar por alto), con el fin de centrarse en la historia. Interpretes más que solvente que quedarán a cargo de la promoción de la película por los problemas que Gibson ha tenido en estas últimas fechas. Carencias en la promoción, que se acentuará con la más que probable ausencia en la alfombra roja de los Óscar en el próximo año, que no deben ocultar esta buena película. Si tienen ocasión, no dejen de verla.
La andadura de Gibson tras las cámaras no cuenta con el suficiente recorrido como para hablar de una carrera consolidada como realizador, aunque si apunta ciertas formas. La primera película que nos presentó fue “El hombre sin rostro”. Típica historia de un adolescente abocado al fracaso que conoce a un buen samaritano, huraño (como manda la tradición) y con el agravante de tener el rostro deformado. Reconciliación del muchacho con la vida y primera incursión de Gibson salvada con toda la honra que permitía una historia más que trillada. Pese a lo apuntado, se veía una manera interesante de narrar las historias y aproximarse a los personajes. Formas que se confirmarían con su siguiente apuesta, “Braveheart”, que fue su gran salto al vacío. En el 1995 recreó la vida del héroe William Wallace, interpretado por él mismo (a sus cuarenta años cuando Wallace murió con a penas veinticinco), desplegando toda la megalomanía posible a la hora de recrear las andanzas del mito escocés tan denostado por los ingleses, cuya crítica tachó la película de fábula intrascendente. Grandes batallas y luchas de espada, con los habituales tics del actor en la interpretación, una buena escenografía, gran música que conduce toda la acción por el lugar adecuado, algunas concesiones históricas, momentos de gran cine, mucho sufrimiento… dirección con gran maestría en los detalles que le dio su primer Óscar como director y mejor película (más otros tres y muchos otros premios y reconocimientos).
Casi diez años después, y tras muchos de estudio y dedicación al proyecto, decidió arriesgar su dinero para producir “La Pasión de Cristo”, verdadero referente de Gibson por muchos motivos. En lo relativo al plano personal, porque supone una exposición de algunos de los aspectos más íntimos de su fe cristiana. En lo relativo al plano artístico, y es de lo que se trata aquí, es la realización de una extraordinaria película que relata los últimos días de Cristo con todo lujo de detalles. Una magnífica narración y recreación del ambiente de la época (con algunos deslices con ciertas implicaciones político-religiosas). Gran trabajo de James Caviezel (Jesús), que dota de una gran humanidad a su personaje y que es sometido al castigo de un Gibson hiperrealista que no deja gota de sangre en la bolsa. Calificada de excesivamente violenta, se coloca esta generosidad del líquido rojo en los detalles más íntimos de los personajes al dotarles de una humanidad que a veces roza lo pagano. Especialmente en la más que evidente apuesta por la ambigua relación de Maria Magdalena con Jesús.
Para dotar de un mayor realismo a su apuesta más personal, respetó el idioma original de los personajes históricos que aparecen. Así, podemos hacer memoria con las declinaciones latinas de los romanos y leer muy deprisa el arameo, que de ese ni por aproximación. Todo ello, encaminado a un resultado de gran cine (seguiré defendiendo “La Pasión” como una gran película) que la aproximan a la película definitiva sobre la muerte de Jesús. Muchos menos poética que otras apuestas anteriores pero con una gran carga de espiritualidad, pese a contener más violencia que una conexión de Al Jazeera desde Irak.
En “Apocalypto” continua por esta senda de mantener la esencia de la historia respetando el idioma autóctono, colocando los dichosos cartelitos en la parte inferior, sí, los de la página donde se lo han descargado [guiño, guiño –Teddy Bautista- guiño, guiño] y, además, la traducción del diálogo de los personajes. Una historia centrada en la cultura Maya, escogiendo un joven sin nada en especial pero perfecto para encarnar el personaje del héroe. Con dos historias principales que arrancan con la invasión del poblado del protagonista por una tribu rival y que desdobla la acción en una trama principal, con la que descubriremos algunos de los secretos de la cultura maya, y una secundaria, que nos narra la supervivencia de la mujer del protagonista y de su hijo.
Nuevamente se le acusará de un hiperrrealismo excesivo en las escenas violentas (y eso que los primeros planos más sangrientos se han disimulado). Un abuso de las vísceras cuyo reparo se justifica en un remilgo que no se siente a la hora de almorzar con el telediario de fondo. Este hecho no restará calidad a la película. Aunque no está a la altura de sus dos anteriores apuestas, quizá porque los mayas resultan demasiados ajenos y desconocidos, el resultado es una película magnífica. A pesar de tener que leer los subtítulos, no se pierde la acción en ningún momento. Acción que trascurre placidamente, alimentando el deseo del espectador de avanzar en el descubrimiento de aquello que Gibson nos quiere mostrar y que va racionando de manera adecuada. Creando una expectativa que no esconde el más que evidente desenlace que, como la cultura a la que pertenecen los protagonistas, tendrá un final trágico. Porque esa es la gran habilidad que se le adivina al director, el conducir al espectador por aquellos lugares que quiere mostrar sin necesidad de armar grandes artificios argumentativos (que no escenográficos). Una sencillez absoluta que nunca será calificada como arte y ensayo, pero que se agradece en estos tiempos que corren de pretendida intelectualidad artística.
Al igual que hizo en “La Pasión”, cede los papeles protagonistas a actores poco conocidos (ahora James Caviezel es más conocido y Monica Bellucci como Maria Magdalena era toda una tentación que no podía pasar por alto), con el fin de centrarse en la historia. Interpretes más que solvente que quedarán a cargo de la promoción de la película por los problemas que Gibson ha tenido en estas últimas fechas. Carencias en la promoción, que se acentuará con la más que probable ausencia en la alfombra roja de los Óscar en el próximo año, que no deben ocultar esta buena película. Si tienen ocasión, no dejen de verla.
Los temas son buenos, la intención a través de la investigación hace loable el trabajo de un director. Lo que yo siento ante cada película de Gibson, es que no tengo estómago para sufrirlas. La violencia (que no es caricaturesca como la de Tarantino, sino hiper realista, como bien dices) me impide disfrutar cualquiera de sus películas.
ResponderEliminarSin haberla visto aún, creo que será una buena película. No puedo ocultar mi admiración por Mel Gibson como actor y director. Puede que sea cierto que se exceda en cuanto al detalle de la violencia, la sangre o las vísceras; pero no es mucho más que lo que aparece cotidianamente, y como tú bien apuntas, en un telediario. Rechazar, por escrúpulos y falsa moral, la demostración ficticia de la violencia, es como rechazar los miles de años de historia del arte (sólo hay que mirar la imaginería castellana del s. XVII, para darse cuenta de que esos crucificados -imagen violenta donde las haya- son verdaderas obras de arte). Con este argumento no quiero decir que Gibson sea un director consagrado (lo empieza a ser) y que todo lo que haga sea arte (en mi modesta opinión, Braveheart o La Pasión, si lo son) y que tenga licencia para hacer lo que quiera, pero si es cierto que el realismo nos hace darnos cuenta de la dimensión de lo que se nos está mostrando. Tengo muchas ganas de ver la película
ResponderEliminar"cuya crítica tachó la película de fábula intrascendente" (Braveheart)
ResponderEliminarEs que tenían razón. Desde un punto de vista meramente histórico, estaba llena de chorradas (y a mí me gustó como película, como a casi cualquiera). Lo que se siente al verla, sobre todo por parte de un historiador inglés, es como lo que debía sentir un auténtico piloto militar viendo Top Gun.
Un ejemplillo: en la película William Wallace (que no era ningún campesino que viviera en un tinao de piedra, sino un noble equivalente a un hidalgo con tierras o un rico homme) se lía con la princesa francesa y es él el padre del futuro heredero del trono de Inglaterra. Pues bien: esa frenchie no pisó suelo inglés por vez primera hasta dos años después de la muerte de Wallace.
Tú me contarás como fabricaron el niño. ;D
Levanto la mano para señalarme como culpale de no haber visto aún "La Pasión", pero es que las películas de las que ya se el final de antemano... Como la tengo en CD desde el día de su estreno en el cine, cualquier día de Semana Santa me la pongo.
ResponderEliminarRespecto a Apocalypto.. supongo que me tendré que hacer con una copia de ella y ponerla en mi búfer de espera.
¡Ah! Si haberlas visto os juro y os perjuro que jamás habrá una imagen tan visceralmente sangrienta como el schett protagonizado y dirigido por el Monty Python Terry Gilliam en la película "El Sentido de la Vida". El schett al que me refiero en particular es aquel en el que Gilliam hace de judío rastafari que se hace donante de órganos. Inmejorables escenas de sangre y vísceras. Y justificadas argumentalmente, no como en las de Tarantino.
Salud.
En realidad, no es mi caso el de rechazar la violencia por escrúpulos o falsa moral. En el caso del cine que realiza Gibson, me parece más bien una exacerbación de la violencia sin demasiado sentido. De la historia de Cristo, quizá me interese más su posición subversiva (entendida en el real y mejor sentido de la palabra) que lo terrible que se debe haber sentido cuando al voltear la cruz, el peso del cuerpo desgarró los tendones de su mano... Creo, más bien, estar ante un director con ciertos rasgos fascistoides, más que humanistas. Es posible que me equivoque, pero de verdad, su cine no me atrae más que en lo formal, porque en lo ideológico, suele enervarme.
ResponderEliminarVuelvo a decir: es posible que me equivoque. De todas maneras, sobre gustos y colores...
A mi, la idea que transmite esta peli no me parece muy correcta; tampoco entraré en detalles, pero me suena a lavado de conciencia occidental...
ResponderEliminarPero sólo es una primera impresión, porque tampoco creo que Mel de para más. Sobre las pelis que hablan de historia, creo que no deben ser fiel reflejo de ella, sino que deben empujar a que leamos y nos enteremos.
Salud!
te entiendo liliana y sé porque rechazas la violencia, yo también lo hago, pero creo que en el cine es totalmente lícita, como en cualquier manifestación artística. En cuanto a los rasgos fascistoides de Gibson, no te los discuto, pero creo que más bien esa fama de provocador está más que estudiada y lo único que le reporta son mayores beneficios económicos. No puedo discutir lo que dices sobre lo ideológico, porque a veces oírle es para matarle, pero sigo opinando que no es más que pura provocación estudiada. Estoy de acuerdo contigo, sobre gustos, colores
ResponderEliminarNo creo que sea tanto una lavada de conciencia de occidente, entre otras cosas porque, si ves la película, comprobarás que a quien termina por culpar de la extinción de la cultura maya no es más que a los que llegaban desde el otro lado del Atlántico. Pero antes de eso, muestra un cultura muy desarrollada con un sistema social bien establecido, una evolución tecnológica... todo ellos desde una cierta admiración por parte del director. Aunque no evita hacer un juicio sobre la autodestrucción de la propia civilización desde dentro (de hecho es una cita que pone en el arranque de la película).
ResponderEliminarRespecto a la violencia de Gibson. Lo cierto es que generoso en los detalles, pero no por eso deja de ser menos cierto que los castigos que los romanos infringían sobre sus prisioneros eran así de crueles. O que en las batallas de los escoceses con los ingleses te apuñalaban por la espalda, de lado, desde arriba, etc. y sin ningún miramiento. Derrochando todo tipo de crueldad. El cine, se ha ocupado de dar un cierto romanticismo en la idea de la guerra, con combatientes llenos de valores y honor, pero en realidad a la guerra se va a lo que se va, y me temo que la Convención de Ginebra no tiene tantos siglos.
En cuanto a los deslices de la historia, o la falsificación directa, sí. Evidentemente la historia de Wallace cojea por muchos puntos, sin embargo, no debemos olvidar que al cine no se va a ver un documental bien fundamentado. (También es posible pero sólo cuando se presenta como tal) Las licencias en los argumentos son frecuentes y el robo de los sucesos reales empieza por la transmutación de los personajes, que Wallace siempre tendrá el rostro de Gibson pese a tener veinte años más que él. Aún con estos inconvenientes, no se resta calidad a una gran película. Insisto, no es un documental.
Por último, la conducta personal de Mel es suya. Conocemos algunas de sus perlas. La última más pública y notoria que ninguna por la detención en Los Ángeles tras una fiesta y demasiadas copas. Sin embargo, no creo que este sea un motivo para enjuiciar su trabajo como actor o director (que evidentemente le pasará con esta, más si tenemos en cuenta que se ha metido con uno de los sectores más poderosos en Hollywood). Si nos detuviésemos a analizar la personalidad real de todos los directores, guionistas, productores, actores… nos quedaríamos con cuatro presuntas almas caritativas que seguramente no hagan cine de muy buena calidad. Piensen en el misógino compulsivo de Alfred, el tirano de Orson, la mitómana de Leni…
Yo no rechazo la violencia en el cine en particular, ni en el arte en general. Tampoco me importa la vida privada de los directores, actores y demás. Pero lo que sí me importa, es lo que dicen sus películas.
ResponderEliminarNo creo que un film tenga que ser un documental para enseñar, mostrar y decir de la ideología de un director. Si fuera su ideología y ya, no me importaría tampoco. Lo que me preocupa es justamente eso que se afirma en algún comentario, que la industria promueva el cine de un tipo que se centra en el tema violento sin darle un discurso valioso a esa violencia.
Quizá sea un poco confusa en mi explicación, pero comparto mucho de lo que dicen del cine en general (sea violento o no, sea documental o no), sólo es que si revisas la filmografía de Gibson, actor y director, puedes sacar en limpio la difusión de una ideología que yo, al menos, no comparto.
Veré esta nueva película y podré opinar con mayores argumentos o podré darles la razón. Veremos...
Qué bueno que sirva esto para debatir los pareceres sobre el cine y sobre sus autores, pues siempre he tenido la impresión de monologar y ahora siento que estamos dialogando.
El caso, Ottinger, es que simplificando, Mel plantea la típica historia de el pez grande que se come al pequeño... unas veces son tribus americanas, otras españolas...
ResponderEliminarDe hecho, la violencia explícita de los mayas contrasta con la ausencia total de violencia de los colonizadores españoles, cuando no me cuadra a mi para nada. El pez grande tiene que ser mil veces más sangriento que el pequeño, para exterminar toda una raza.
Salud!
liliana me alegro que te encuentras agusto en este blog y en todos los que se derivan de él. Siempre hemos intentado que el diálogo y el intercambio de ideas y pareceres fuese la característica que nos definiese.
ResponderEliminarUn saludo.-
juan cosasco, la ausencia de violecia española en la película de Gibson es total, entre otras cosas porque no desembarcan en tierrra firme, así que podría resultar un poco difícil que la hubiese mostrado (aunque da buena cuenta de ello con los hombres uniformados y el sacerdote con la cruz a cuesta).
ResponderEliminarEvidentemente el pez grande se come al pequeño, pero no debemos olvidar, como la Leyenda Negra y la Historia se ha empeñado en ocultar, que los nativos americanos que los españoles se encontraron no recibieron a los colonizadores con flores y todo tipo de honores como se ha hecho creer. Atacaron al invasor (como es lógico), defendiendo su mundo de la agresión externa. Claro que, y es evidente, la tecnología militar estaba mucho más avanzada en las tropas españolas y por tanto, la batalla se decantaría del lado del más fuerte poniendo punto y final a la cultura maya.
La "leyenda negra" no me convence ni un poco, ottinger. Ni por las formas ni por el fondo. Atribuir el adjetivo negro a algo, para darle un carácter negativo no me parece muy correcto.
ResponderEliminarInsinuar que en la colonización de América fueron igual de asesinos los americanos y los europeos, me parece lo mismo que decir que en la guerra civil española fueron iguales franquistas y republicanos...
Lo siento, pero en ambos casos, hubo un pueblo genocida y otro que sufrió el genocidio.
Salud!
No recuerdo haber insinuado nada por el estilo de lo que comentas. Ni mucho menos. Quizá sea la susceptibilidad del tema.
ResponderEliminarEl adjetivo de “negra” a la Leyenda que tienen los españoles sobre el descubrimiento de América no es cosa nuestra. Nos lo impusieron y llevábamos siglos luchando contra ello. No se trata de nada de lo que nos sintamos orgullosos. Ni mucho menos lo he puesto yo. Se trata de la Historia. Revísala y verás como el término “Leyenda negra” es casi tan antiguo como la llegada de Colón a tierras americanas.
Insisto, no he insinuado que europeos en la colonización y americanos fuesen lo mismo. Lo que he aclarado es que en la película de Gibson (creo que de eso hablamos desde un principio y no de una revisión del imperialismo) los mayas aparecen como un pueblo capaz de defenderse, con una estructura social estable y un sentimiento de conservación absolutamente desarrollado. Que los españoles no salen matando a nadie simplemente porque nos les vemos pisar tierra firme. Puede que si lo hubiesen hecho (en la película) el final de la cinta hubiese sido la aniquilación de la cultura maya. Además, añadía que, y según fuentes históricas (no la película), los recibimientos ceremoniales que algunos contaban, y que describían la llegada de los españoles con sus brillantes armaduras como si fuesen dioses, no es más que una leyenda que no corresponde a la realidad. Sin ponerlo en tela de juicio. Claro que el genocidio de los nativos corrió a cargo de los europeos, es qué alguien lo duda.
Me alegra, después de ver esta gran película, que suscite todo tipo de debates. A pesar de las incorreciones históricas que pueda contener, los diálogos y bromas adelantados a la época o el exceso de violencia. Cuando hablan del cine de gran calado que sea capaz de suscitar debate en la sociedad seguro que no se refieren a las películas de Gibson, pero éste lo hace sin necesidad de despeinarse.
Por supuesto que tú no has inventado la leyenda negra, ottinger. Y por supuesto que los indígenas americanos no recibieron a los conquistadores con frutas, aunque algunos serían más sumisos que otros..
ResponderEliminarEl caso es que hubo un genocidio, una conquista a sangre y fuego tan brutal que sus consecuencias duran hasta nuestros días.
Y eso no lo puede tratar de ocultar cualquier defensor de la leyenda negra, que me he encontrado con muchos, que niegan el genocidio y afirman que nosotros les llevamos progreso, salvación divina y nosequémás monsergas; cuando lo que hicimos fue saquear un nuevo continente descubierto por casualidad.
Yo no quería entrar en cuestiones concretas de la peli, por si alguien no la había visto. Si es así, ruego que no siga leendo.
Claro que la peli termina antes de que los españoles pongan pie en América, pero eso es decisión del guionista y director; imagina una peli que se basa en Polonia y que cuenta miserias y luchas internas entre judíos y termina cuando los nazis aparecen...
Bueno, tal vez sólo sea lo que a mi me sugiere, pero toda la violencia que muestra Gibson como propia de los mayas a mi se me oculta en los españoles... no me lo sugiere...
Pero bueno, ya te digo que hablamos de ideas o de formas de ver lo que Gibson rodó.
Quizás lea alguna entrevista en la que puede que vea más claro lo que quiso decir.
También te reconozco que no es santo de mi devoción, ni siquiera santo, jejeje
Pero bueno, de todas formas, gracias por comentar y dialogar, creo que es lo más gratificante y positivo de todo.
Salud!
Tu puedes hacer una película sobre Polonia y no hablar del nazismo, o empezarla si quieres en el comunismo. Es cuestión de la historia que deseas contar. No por hacer una película sobre los mayas tienes que sacar a los españoles matándolos.
ResponderEliminarImagino que cuando estrene "Apocalypto" en España escucharemos el por qué de este momento en concreto. Bueno, eso y una serie de declaraciones de lo más diverso si finalmente Gibson se atrve.
Juan Cosaco, a ver... cómo te digo esto...mmm. ¡Ah sí!, estás plagado de atavismos y de incultura sobre ciertos temas. Lo mismo eres un experto en astrofísica, pero en historia eres un poco básico, o mejor, seré correcto, estás desinformado.
ResponderEliminarA ver, no hubo un genocidio en América. Es cierto que se mató a indios, pero has de saber por ejemplo que las mayores matanzas de indios las hicieron los propios indios porque la conquista americana la hicieron unos pocos españoles y un montón de indios. No tienes más que leer para saber que, por ejemplo, Cortés conquistó Méjico gracias a las tribus que se rebelaron contra los aztecas (otros que comían corazones por cierto).
En cuanto a la guerra cívil, evidentemente no tienes mucha idea tampoco pero no voy a sacar un tema que a algunos parece que les encanta. Paso de enfrentar a media parte de este país de mierda con la otra mitad. Soy español a mi pesar, y por eso intento respetar la verdad y no buscar enfrentamientos basados en mis creencias.
Otra cosa, la leyenda negra. ¿Sabes de dónde viene?...supongo que no, bueno enterate un poco y consulta ciertas obras publicadas en Holanda y Francia a finales del siglo XVI. La leyenda negra la crearon enemigos del imperio español, es lógico, siempre hay que estar en contra del poder absoluto. Pero no olvidemos que, por ejemplo, la quema de brujas por miles se realizó en paises del norte de Europa. Si tienes interés busca cifras de la inquisición español y de la persecución religiosa en otros países durante los siglos XVI y XVII, te sorprenderías.
Por lo demás, las muertes en masa de América fueron provocadas por enfermedades como la viruela que llevaron los europeos. Y otro detalle,...¿alguien de España acusa a Italia por el genocidio realizado por el Imperio Romano contra los iberos?, ¿verdad que no?, pues eso.
Creo que Mel Gibson encontró una formula mágica para hacer dinero: Explotar el morbo de la gente de manera justificada... Buscando historias "epicas" llenas de sangre, violencia y todas esas cosas que son difíciles de justificar en un ambiente contemporáneo. De esa forma son creadas las peliculas: Braveheart, Passion Of The Christ y ahora Apocalypto.
ResponderEliminarPara los amantes de la violencia y el "Gore", Las cintas de Gibson son claramente malas, pero para un asustadizo pueden parecer buenas disfrazadas de ese morbo y tabú excesivo.
No se dejen engañar por el supuesto "hiper-realismo". Quitando la violencia y sangre, solo nos queda una adaptación pobre, una historia boba y un pedazo mas de típica basura hollywoodense.
Si quieren ver sangre acudan a un matadero, si quieren ver cine no pierdan su tiempo con Apocalypto.
Finalmente, la he visto. Muy bien armada, pero también es cierto que es una película más, que cuenta una vez más la misma historia de enfrentamientos, persecuciones y duelo final.
ResponderEliminarAlguna vez estudié en Historia (es la primera carrera que estudié) que en los sacrificios humanos mayas y aztecas se escogían los que serían sacrificados. Debían tener ciertas características para ofrecerle esa sangre digna a los dioses (no eran esclavos, ni sometidos). Y quien era escogido se sentía orgulloso de dar su sangre.
Así que muy valioso lo del idioma, lo de los actores poco conocidos y con rasgos evidentemente indígenas, pero la esencia... ah, eso es lo que le falta a Mel Gibson, saber para qué hace todo el esfuerzo de contar una historia (más allá que la de llenarse de dólares los bolsillos, obviamente).
Sobre la llegada de los españoles, creo que sólo es una referencia que deja abierta otra historia. Es cierto que la frase del comienzo resume el "mensaje" de la película (algo así como decía Martín Fierro: "los hermanos sean unidos, porque si entre ellos se pelean, los devoran los de afuera").
Yo creo que la imagen final de los españoles llegando es un simple preludio para una segunda parte, o bueno, para otra historia (la de la colonización).