[Publicado en El País, 27 de noviembre de 2008]
El virtuoso gráfico del “New Yorker”
Era tal vez el artista que más sabía de “la filosofía de la representación”, según señaló el gran teórico del arte E. H. Gombrich. El dibujante Saul Steinberg dominaba como nadie la economía de medios, y buena prueba de ello son las portadas que ilustró durante décadas para el selecto semanario The New Yorker. Fue uno de sus pilares, con más de 90 portadas y 1.200 dibujos. Un centenar de sus dibujos, junto a collage y ensamblajes escultóricos se reúnen ahora en la pequeña galería Dulwich Picture, en las afueras de Londres. La muestra se titula Illuminations, en referencia a uno de los autores favoritos de Steinberg, Arhtur Rimbaud.
Para constatar la destreza compositiva de Steinberg basta tomar uno de sus dibujos más famosos, el titulado I Do I Have I Am, de 1971, para entender lo que quiso decir Gombrich La última frase: “I Am”- yo soy- está escrita en letras que descansan sobre sólidos cimientos, las de el “I Have” (Tengo) dan una impresión de inestabilidad y finalmente el “I Do” (Hago) brilla en el cielo como un sol radiante. “La economía de medios era uno de sus distintivos”, explica también el citado Gombrich, quien apunta a las "contradicciones" "como uno de los mecanismos utilizados por el artista para generar risa.
En sus dibujos, Steinberg satiriza, analiza, sopesa, calcula, indaga, diagnostica, revela, ilumina y al mismo tiempo se reinventa constantemente sobre el papel, como ha escrito el crítico Joel Smith. El propio Steinberg (1914-1999) se refirió así de tautológicamente a su arte: “Yo dibujo el dibujo - y dibujar se deriva del dibujo- mis líneas quieren recordar constantemente que están hechas de tinta”. Y en otra ocasión: “Recurro a la complicidad del lector, que transformará la línea en significado utilizando nuestro común trasfondo de cultura, historia y poesía. La contemporaneidad es en cierto sentido complicidad”.
Nada elitista pese a su importante bagaje cultural europeo, Steinberg no veía ninguna incompatibilidad entre lo respetable y lo vulgar y estaba siempre abierto a todo. Dotado de una insaciable curiosidad y de un gran poder de observación, Steinberg declinó siempre especializarse. Le valía cualquier lenguaje visual que satisficiese sus necesidades expresivas.
Emigrante rumano
Nacido en Rumanía, Steinberg estudió primero filosofía en la Universidad de Bucarest antes de trasladarse a la Italia fascista de Mussolini para estudiar arquitectura. En Milán (Italia) se dio a conocer como dibujante humorístico, pero las dificultades con las leyes racistas de ese país, que dificultaban el ejercicio de ciertas profesiones, le hizo emigrar en 1942 a Estados Unidos. Fue en este último país donde se cimentó su fama como ilustrador, diseñador de tarjetas de Navidad, muralista, artista de la publicidad, escenógrafo y creador incansable de imágenes. Durante la Segunda Guerra Mundial trabajó como propagandista para la Office of Strategic Services en China, Argelia y también en Italia.
En su libro de ensayos Topics of our times, Gombrich se lamentaba, por otro lado, de que en la historia del arte contemporáneo no se le hubiese prestado a Steinberg hasta entonces la atención que, a sus ojos, merecía.
El virtuoso gráfico del “New Yorker”
Era tal vez el artista que más sabía de “la filosofía de la representación”, según señaló el gran teórico del arte E. H. Gombrich. El dibujante Saul Steinberg dominaba como nadie la economía de medios, y buena prueba de ello son las portadas que ilustró durante décadas para el selecto semanario The New Yorker. Fue uno de sus pilares, con más de 90 portadas y 1.200 dibujos. Un centenar de sus dibujos, junto a collage y ensamblajes escultóricos se reúnen ahora en la pequeña galería Dulwich Picture, en las afueras de Londres. La muestra se titula Illuminations, en referencia a uno de los autores favoritos de Steinberg, Arhtur Rimbaud.
Para constatar la destreza compositiva de Steinberg basta tomar uno de sus dibujos más famosos, el titulado I Do I Have I Am, de 1971, para entender lo que quiso decir Gombrich La última frase: “I Am”- yo soy- está escrita en letras que descansan sobre sólidos cimientos, las de el “I Have” (Tengo) dan una impresión de inestabilidad y finalmente el “I Do” (Hago) brilla en el cielo como un sol radiante. “La economía de medios era uno de sus distintivos”, explica también el citado Gombrich, quien apunta a las "contradicciones" "como uno de los mecanismos utilizados por el artista para generar risa.
En sus dibujos, Steinberg satiriza, analiza, sopesa, calcula, indaga, diagnostica, revela, ilumina y al mismo tiempo se reinventa constantemente sobre el papel, como ha escrito el crítico Joel Smith. El propio Steinberg (1914-1999) se refirió así de tautológicamente a su arte: “Yo dibujo el dibujo - y dibujar se deriva del dibujo- mis líneas quieren recordar constantemente que están hechas de tinta”. Y en otra ocasión: “Recurro a la complicidad del lector, que transformará la línea en significado utilizando nuestro común trasfondo de cultura, historia y poesía. La contemporaneidad es en cierto sentido complicidad”.
Nada elitista pese a su importante bagaje cultural europeo, Steinberg no veía ninguna incompatibilidad entre lo respetable y lo vulgar y estaba siempre abierto a todo. Dotado de una insaciable curiosidad y de un gran poder de observación, Steinberg declinó siempre especializarse. Le valía cualquier lenguaje visual que satisficiese sus necesidades expresivas.
Emigrante rumano
Nacido en Rumanía, Steinberg estudió primero filosofía en la Universidad de Bucarest antes de trasladarse a la Italia fascista de Mussolini para estudiar arquitectura. En Milán (Italia) se dio a conocer como dibujante humorístico, pero las dificultades con las leyes racistas de ese país, que dificultaban el ejercicio de ciertas profesiones, le hizo emigrar en 1942 a Estados Unidos. Fue en este último país donde se cimentó su fama como ilustrador, diseñador de tarjetas de Navidad, muralista, artista de la publicidad, escenógrafo y creador incansable de imágenes. Durante la Segunda Guerra Mundial trabajó como propagandista para la Office of Strategic Services en China, Argelia y también en Italia.
En su libro de ensayos Topics of our times, Gombrich se lamentaba, por otro lado, de que en la historia del arte contemporáneo no se le hubiese prestado a Steinberg hasta entonces la atención que, a sus ojos, merecía.
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