27 de noviembre de 2008

Hola América, de J.G. Ballard


Hola amigos, después de mi ausencia por esta página, totalmente injustificada, pero a mi me da igual, porque he decidido que no tengo que dar explicaciones de mi vida a nadie, incluidos mis lectores de los blogs en los que participo, reaparezco por aquí para comentarles un libro que acabo de leer hace media hora.

Tras mi regreso de lejanas tierras y escondidas montañas donde descubrí que el nuevo oficio de Bin Laden es el de taxista, que el hummus puede ser la solución para el hambre en el mundo (el garbanzo es fácil de cultivar y almacenar durante mucho tiempo) y que ciertas heridas no cicatrizan, sino que rebrotan por influjo de las salinas aguas del Mar Muerto (si no he dicho ya que he estado en Jordania reviento...), decidí que la lectura debía ocupar mis ratos libres, ahora que soy un parado más. Y me incliné por la lectura fácil y de contenido guarrete.

Tras las lecturas de "11 minutos", del ínclito Paulo Coelho (no sé por qué siempre que me acuerdo del tipo éste me sale Claudio Coello... debe ser que merodeé mucho tiempo por esa calle) y de "Las partículas elementales" del tal Houellebecq; de las que diré que "ni fu ni fa" en el primer caso, y en el segundo, que eso del "caca, culo, pedo, polla, coño, pis..." está muy visto y que sólo está para escandalizar a las viejunas y algún que otro meapilas que busca en el género guarrete el aliviarse; decidí volver a la literatura que más me gusta y dejar la cerdería a medios más audivisuales (por cierto, la última película de Erika Lust es una mierda... no se crean que eso de que el porno para chicas es más sensible... es el mismo argumento de siempre... fontanero conoce a gachí y terminan dándose para el pelo al son de una música hortera, y tampoco se casan).

Erigiéndome en el miembro menos intelectual y menos cultureta de éste, su blog, y sin ánimo de que me llamen friki (que eso lo será su santa madre de ustedes) me dispongo a comentar el libro que acabo de terminar hace ya más de media hora y que no es otro que "Hola América" de J.G. Ballard.

Hablando de J.G. Ballard, ustedes lo conocerán de novelas como El Imperio del Sol, Crash o La bondad de las mujeres, de las que se han hecho películas, y me dirán que la película de Spielberg es una mierda y que sólo les gusta porque sale Christian Bale (el nuevo Batman, para los despistados) cuando era un chavalín, pero no puedo darles la razón, porque El Imperio del Sol es la mejor película que ha hecho Spielberg en su puñetera vida y eso soy capaz de mantenerlo en cualquier conversación de bar mientras me tomo unas cuantas cervezas. Pero no voy a hablar de Spielberg, sino de J.G. Ballard, a quien no conocí por esas novelas, sino por otras como "Mitos del Futuro próximo" y algún relato de aquel compendio titulado "Cronopaisajes", del género de la Ciencia Ficción. (Si les mola el género guarrete, léanse "Noches de Cocaína" del mismo autor, que es mucho mejor que las novelas antes mencionadas). Y escribo Ciencia Ficción con mayúsculas, porque aunque el propio autor se niegue a reconocerlo, muchas de sus narraciones pertenecen a este género que tiene sus antecedentes en el Antiguo Testamento. ("Metáfora, hijo mío... el Antiguo Testamento está escrito en metáfora...", aún rechina en mi memoria las palabras de aquel profesor de religión)

Y es que Hola América, de la que hoy hablaré, no con el elegante y erudito estilo de mis queridos y apreciados vecinos de blog, sino de la manera más soez y procaz que se me ocurra (es que lo de leer al tipo éste, ¿cómo se llamaba? ah, sí, Houellebecq me ha impactado tanto que sólo puedo escribir de esa manera... ¿he dicho ya mierda?, ah, sí... lo he dicho ya varias veces), es otra novela de Ciencia Ficción y no de esas que se compran en las librerías éstas de baratillo (3 libros a 10 euros) que son una puta mierda, sino una novela de Ciencia ficción, ciencia ficción.

La trama es muy sencilla. Crisis energética, la población de Norteamérica se envuelve en una suerte de migración inversa devolviéndoles a los lugares de origen de sus antepasados. Norteamérica se queda vacía de gente y por causa de los "hacedores de clima" se transforma en un desierto polvorienteo, con una densa y tropical selva en lo que había sido el Mid-West. En Europa han detectado unas nubes radiactivas provenientes de lo que fueron los Estados Unidos y envían una expedición para detectar las causas de esas perturbaciones. A partir de ahí se pueden imaginar la clase de aventuras que les pueden acontecer a los miembros expedicionarios, pero no, J.G. Ballard riza el rizo y lleva hasta el absurdo los sucesos de esta divertida e interesante aventura, que llevará a los protagonistas a establecer contacto hasta con el mismísimo Frank Sinatra.

Del resto no revelo nada, porque la verdad sea dicha, merece la pena ser leída y espero sus consideraciones para cualquier discusión en torno al tema. A fin de cuentas, tampoco he sido tan soez ni procaz a la hora de presentarles el relato, y creo que si hubiera redundado en la escatología, tal vez no les hubiera o hubiese llamado la atención. Desde aquí rompo una lanza para la erradicación de "enfants terribles" de la literatura (todos franceses y Pérez Reverte... ¿cómo se puede utilizar tan gratuitamente el término "joder" en la prosa??!??), el "culturetismo intelectualoide" y a los energúmenos esos que te llaman friki en cuanto uno se sale de la mediocre "normalidad". Que os jodan a todos!!!

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