Es curioso lo que me pasa con las novelas negras. O me encantan o me aburren solemnemente, así que no sé nunca qué contestar a la pregunta ¿te gusta la novela negra? Supongo que es como si te preguntan si te gusta el arroz: depende de cómo lo cocinen. Y Highsmith cocina que da gusto.
En la contraportada leí “Si es usted apasionado de las novelas policíacas, debería leer este libro. O quizás debería hacerlo si no lo es.” La verdad es que esta indecisión del editor (o del crítico de turno) hace saltar automáticamente en mi mente la idea “o no debería leerlo en ninguno de los dos casos”, pero qué le vamos a hacer. No siempre el editor puede estar a la altura, eso ya lo sabemos.
Victor y Melinda Van Allen son un joven y estándar matrimonio norteamericano, de clase moderadamente alta, educados, encantadores, amigos de sus amigos. Suelen ser invitados a fiestas y se toman copas con los otros matrimonios estándar, acomodados, educados y encantadores. Vic es buen vecino, de estos que te ayudan a quitar la ardilla muerta del jardín. Es amable, educado, inteligente, encantador. Melinda es aún más encantadora. Lo que pasa es que sobretodo lo es con los hombres jóvenes solteros. Siempre tiene algún que otro amante y todo el mundo lo sabe, incluido su marido, a quien, por otra parte, no parece molestarle mucho.
En una fiesta, con alguna copa de más, Vic explica en broma al amante de Melinda que mató a un hombre porque se entendía con ella. Obviamente, cuando corre el rumor todo el mundo sabe que es una broma, pero el asustado pretendiente huye, cosa que enoja a Melinda sobremanera. Así que consigue otro amante. Y hace evidente su infidelidad, delante de su marido y de sus amigos, que no entienden la actitud permisiva de Vic.
Cuando el nuevo amante aparece ahogado en una piscina todo el mundo está de acuerdo. Un lamentable accidente. El juez. El médico forense. Los amigos y los vecinos. Pero Melinda clama al cielo, es evidente que Vic lo mató. Pero claro, ¿quién va a creer a la alocada, infiel y bebedora Melinda? Quién va a pensar que el pobre Victor Van Allen, con todo lo que el pobre hombre ha tenido que soportar, el pobre y dulce y encantador Victor Van Allen, este hombre que tiene una pequeña editorial que publica poesía, que cría caracoles en un terrario, que lleva a su hija al zoo y al cine, que siempre tiene este aspecto pulcro, sano, ordenado y encantador. Quién va a creer. No digáis que no es para morirse de miedo. Sólo falta la señora Flecher.
Mar de fondo explica cómo pasa un hombre normal de pensar “Mataría a este tío” a “Cómo me gustaría matar a este tío” y a pensar “Demonios, me acabo de cargar a este tío, será mejor que disimule”. ¿Quieren ver la disección de la mente de un psicópata? Pasen y lean.
Y finalmente, porque la elección del título es sencillamente fenomenal, el apunte científico. El mar de fondo es un oleaje de longitud de onda larga, que se caracteriza por ser regular, aparentemente lento y de largo alcance, es decir, llega a lugares remotos de donde se produjo. Por esto, cuando se observa mar de fondo, normalmente no se corresponde con el viento en superficie, puesto que el mar de fondo se debe a una tormenta que se ha producido en otro lugar. Además, la profundidad a la que afecta el oleaje es la mitad de su longitud de onda, por lo que el mar de fondo suele mover aguas de profundidad moderada, arrastrando algas, plásticos y barro que normalmente están en el fondo, invisibles, provocando que el agua se enturbie y arrastrando la mierda hacia las playas.
Tipos de novela negra hay muchos, y Highsmith es casi un género en ella misma. Sus novelas, más que negras, son psicológicas, y tiene una perversa afición por centrarse en la mente criminal. A mí, con todo, lo que más me gusta es la novela clásica estadounidense (la santísima trinidad Chandler-Cain-Hammett), y me cansan un poco las novelas en las que el protagonista es un experto en gastronomía o, a la par que lucha contra el crimen, domestica a sus problemáticos hijos adolescentes...
ResponderEliminarNo había oído hablar de esta novela de Highsmith, pero por lo que cuentas debe parecerse un poco a "Extraños en un tren": un hombre "normal" que comete un asesisnato.
Todos somos asesinos de alguna manera. Sólo esperamos al momento en que nuestra víctima se nos cruce delante.
ResponderEliminarUn motivo más para leer a Highsmith.
Anda, mira, un escritor al que no le hacen publicidad en su editorial. Pobrecillo.
ResponderEliminarSi nos manda la novela, D. José Luis,
nosotros se la reseñamos. Pero todo muy discreto.
Nunca he leído novela negra. Más exactamente: no sé si alguna vez he leído novela negra. He tenido contactos con algún libro cuyo protagonista era un asesino, pero no sé hasta qué punto encajaría algo tan sutil en todo un género.
ResponderEliminarPor lo pronto, con esta reseña, el interés ya se ha despertado. Y me atrae precisamente por la aparente contradicción que hay en que un hombre tan encantador termine asesinando a alguien.
Espero encontrar tiempo para leerla. Un saludo.