9 de febrero de 2010

Jimmy el Nen, de Donald Westlake



LEY DE MURPHY:
«Si algo puede salir mal, saldrá mal.»

Jimmy The Kid cuenta la historia de un secuestro. El secuestro más bien planeado de la historia… y el peor ejecutado. Kelp ha estado en prisión por un delito menor, y en el aburrimiento de la celda ha visto la luz, el plan perfecto. Ha leído una novela de ladrones y policías. Concretamente, una de Richard Stark, que es uno de los pseudónimos utilizados por Westlake.

En El joven Heist, una novela (que nunca fue escrita) de Richard Stark, una pandilla de delicuentes secuestran a Bobby, un niño de 12 años, hijo de una familia rica. El secuestro sucede durante un viaje en coche, cuando el chófer está llevando al niño de vuelta a casa, y esconden al niño en una granja a las afueras de la ciudad. Exigen un suculento rescate, que el padre de Bobby lanza en una maleta desde un puente de la autopista, siguiendo instrucciones precisas entregadas de una manera anónima y segura consistente en un complicado sistema de llamadas cruzadas desde varias cabinas telefónicas y al teléfono portátil del coche durante el trayecto. Una vez conseguido el dinero, liberar al chaval en el centro de la ciudad a pleno día, desde un coche robado y con la seguridad de que el niño no reconocerá ninguna de las caras de los secuestradores, que han tenido siempre la precaución de esconderlas bajo unas máscaras de Mickey Mouse, especialmente pensadas para no asustar al niño. El plan es perfecto.

Dortmunder, el jefe de la banda de la novela de Westlake, no se parece nada a Parker, el jefe de la banda de la novela de Stark. Para empezar, no confía para nada en el plan: todas las actuaciones que ha hecho con Kelp han terminado en desastre, y no está dispuesto a continuar tentando a la suerte con un tío tan gafe. Pero Kelp está tan convencido de la infalibilidad del plan y es tan tenaz que finalmente consigue que Dortmunder acepte participar, sin ningún entusiasmo y además convencido de que la aventura acabará fatal. En lo que Kelp no se equivoca es en que si Dortmunder acepta, May Dortmunder, su mujer, y Murch y su madre taxista acabarán también por participar. May se tiene que ocupar del crío, Murch y su madre de conducir los coches, Kelp de encontrar la granja abandonada y la víctima, y Dortmunder de adaptar los detalles del plan a las circunstancias. El plan es perfecto.

Sin embargo, es en el momento de ejecutarlo que las cosas se empiezan a torcer. Los secuestradores siguen el plan a la perfección, pero ni Jimmy, ni su padre, ni el chófer, ni el FBI parecen haber leído el libro e insisten en salirse del guión, desbaratando todos los planes descritos en la novela, provocando situaciones divertidísimas frente a la perplejidad de Kelp y la resignación de Dortmunder. Westlake abusa un poco de la mala suerte de los personajes, antihéroes de pies a cabeza todos ellos, sometidos a una versión estricta de la Ley de Murphy y de todos sus corolarios, pero incluso esto resulta divertido en el contexto. Jimmy es un niño superdotado que va a sesiones con su psicoanalista y que detesta las cosas de críos, incluyendo, por ejemplo, las máscaras de Mickey Mouse. El padre de Jimmy es un analista de la bolsa, acostumbrado a negociar y regatear, que se toma el secuestro de manera muy tranquila y profesional. El responsable del FBI constata la enorme profesionalidad de los secuestradores, que no paran de dejar pistas falsas que confunden a los investigadores. Mientas tanto, Murch y su madre discuten sobre la mejor ruta a tomar para evitar los atascos, Kelp repasa los capítulos del libro, Jimmy trata de escapar y Dortmunder, presintiendo el desastre, maldice el momento en que volvió a dirigirle la palabra a Kelp.

El plan era perfecto. Pero… si alguna cosa puede salir mal, saldrá mal.

NOTA: Como una última broma de Murphy, no he encontrado ninguna versión en castellano de este libro. Creo que no existe traducción, así que si les ha gustado mucho la reseña tendrán que buscarlo en inglés o en catalán.

1 comentario:

  1. En el libro casi podías sentir la cara de resignación de Dortmunder. Realmente divertido.

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