Nunca me gustaron las pelis del oeste, tan sobradas, en la mayoría de las ocasiones, de un cierto maniqueísmo casposo. Honrados y abnegados
cow-boys defienden sus reses de los malvados cuatreros, mientras el bueno del general
Custer muere con las botas puestas a manos del pérfido
Toro Sentado y sus indómitos secuaces sioux en Little Bighorn. Para más inri, el guaperas de John Wayne (????) se lleva a las chicas de calle. No lo puedo evitar,
me revienta, me escuece, me jode... el simplismo del bien y del mal, me aburre soberanamente. No sé, prefiero las historias más elaboradas, que no cuestionen la moralidad de los actos, precisamente porque los actos que representan carecen de ella. Donde se estudie la psicología del personaje, qué es lo que le lleva a hacer el mal, que no se quede en que el bueno, puteado en un principio por el malo de turno, consigue resarcirse y derrotar a su némesis. Y esa es, a mi juicio, una de las carencias del género del Western, que no van mucho más allá del esquema antes mencionado.
Cuando ya dí por desahuciado al género, apareció ante mí un halo de esperanza. Una película diferente, algo que me haría cambiar de opinión en cuanto a las películas de vaqueros. No, no se asusten, no fue
Wild Wild West (¿aún no entendí la película, alguien me la podría explicar?) ni
Brokeback Mountain (película cuyo mérito fue el de hacer evidente lo que ya sospechábamos del género... ya saben, y perdón por el chiste fácil, hombres solitarios en las inmensidades del far west estadounidense... es posible que surja el amor entre ellos). Tampoco fue
Rápida y Mortal, con Sharon Stone; ni
Cuatro mujeres y un destino (en su versión mainstream ni tampoco en la versión porno).
El bueno (Clint Eastwood)
La película que me hizo cambiar de opinión fue, sin lugar a dudas, "
Por un puñado de dólares", del cineasta italiano Sergio Leone. Con esta película, Leone, inaugura un género, el Spaghetti Western, caracterizado por la ausencia de medios, financiación eminentemente italiana y por ser rodadas en su gran mayoría en el desierto de Almería. El calificativo sirvió, sobre todo para descalificar al género, sin embargo, películas como las de Leone han obtenido el reconocimiento de crítica y público. Películas que he visto una y otra vez y que no puedo dejar de ver porque cada vez que las veo, descubro un nuevo detalle que anteriormente había pasado desapercibido ante mis ojos. El caso es que esta "
Per un pugno di dollari" abre la que será conocida como "
Trilogía del dólar", protagonizada por un personaje sin nombre (a veces le llaman Blondie) interpretado por uno de los más duros de la historia del cine, el incombustible Clint Eastwood y caracterizado por la misma ropa, el mismo zarape, el mismo sombrero y la misma facilidad para descargar las balas de su revólver y que incluye "
La muerte tenía un precio" y la mítica "
El bueno, el feo y el malo"
El feo (Elli Wallach)
La gran suerte es que la trilogía es emitida a menudo por el canal autonómico de Madrid y pude hacerme fácilmente con copias (desde luego, legales) de los 3 filmes. La mala calidad del analógico no permite disfrutar en todo su esplendor de la espectacular banda sonora de Ennio Morricone (quien dará música a toda la trilogía y a los politonos de algunos teléfonos móviles en la actualidad) y en cuanto tuve la oportunidad me pasé al digital [guiño, guiño -
el que hace de Judas en Jesucristo Superstar - guiño, guiño]
El malo, malísimo (Lee Van Cleef)
Lo mejor de esta trilogía son los argumentos y los personajes carentes de moralidad, que recuerdan a la mejor noverla picaresca del siglo XVII. No existen los buenos, aunque el título de la última película nos haga pensar que el personaje interpretado por
Eastwood, lo es (nunca te fíes de un extraño y menos si no sabes su nombre). Personajes bien definidos que no se corresponden con ningún arquetipo. También los diálogos son de lo mejor, y han inspirado a generaciones de directores como Quentin Tarantino, Robert Rodríguez, etc... (el título de esta entrada se corresponde con el título de una canción del grupo de éste último, Chingón, y que es un homenaje a la música de este tipo de películas).
De las tres películas, tengo predilección por "
El bueno, el feo y el malo". En mi opinión, es la más lograda porque contiene uno de los más memorables climax cinematográficos en su duelo final. Un duelo a tres bandas en el que Leone sabe plasmar la atmósfera agónica y épica del momento con un
steadycam de libro. Pura adrenalina aderezada con la música de Morricone, cuyo talento se materializó en las composiciones "
The ectsay of gold" (esa canción con la que los Metallica comienzan todos sus conciertos) y "
Il triello" (que acompaña los momentos de tensión del duelo más grande de la historia del cine).
Toda una delicia para aquellos que gusten del buen cine y las grandes bandas sonoras. Grandes historias que me hicieron ver que el Western no era sólo
John Wayne y las disputas entre indios y vaqueros. Que más allá del tópico de buenos y malos propio del
Western, hay lugar para historias más elaboradas. Sin duda, una trilogía recomendabilísima. Que ustedes la disfruten.